Creen esta imagen en sus mentes: Una mujer en botas pantaneras negras y cortavientos morada está caminando a toda prisa por el aeropuerto el Dorado mientras trata de meter en su “pieza de mano»: un par de tenis, una capa para la lluvia y un par de medias. Saca del bolsillo frontal de la maleta sus papeles de vuelo mientras se instala en la fila de ingreso a sala.  La gente alrededor mira sus pies (si fuera un diablo bailarín ya estarían todos en el infierno).  

Esa mujer era yo, preparada para abordar el vuelo que me llevaría a Cali y luego de 3 días, a tomar otro vuelo, esta vez a Guapi.  Así inicia para mí este viaje al rodaje de “Genaro Torres: La Herencia del Gran Marimbero», punto central de esta expedición.

Mirando hacia atrás, fue emocionante preparar de nuevo la maleta, que para estas alturas está casi tan desgualanga’ como nuestra mochila. Me emociona salir de viaje, encontrarme y aprender de la gente, así que, apenas apareció la oportunidad dije que sí, pensé que por el camino habrá tiempo para trabajar el doble y sacar tiempo de la oficina para poder volver al Pacífico. 

No había mucho tiempo, me vi alistando ropa que sirve para todo clima, viajando una semana a la sabana para concluir detalles de otros proyectos, y corriendo el día del vuelo por la plaza de Chía (cundinamarca) preguntando donde venden botas pantaneras, medias para poder usar esas botas y convertida en la mujer que corre por el aeropuerto tratando que todo lo que necesita este bien empacado en una maleta que cabe bajo la silla del avión.

Una vez en el avión a Cali tuve tiempo de pensar en lo importante de este viaje para el proyecto. Por primera vez, luego de trabajar siempre con la ayuda de las comunidades y los fondos de la productora, conseguimos ganar una convocatoria. El presupuesto es escaso, sobre todo tratándose de rodar en el Pacífico ya que todas las cosas son el doble de caras, a veces creo que como se mueve la vida en la costa hace falta dinero hasta para ser pobre, pero, eso es algo de lo que les hablaré más adelante. 

Desde que nos notificaron que ganamos la convocatoria la maratón inició. Llamadas que vienen que van, el intento de coordinarlo todo desde las diferentes ciudades, yo en Bogotá, May en Cali, revisando todos los contactos que tenemos en la zona, sobre todo, quienes serían nuestros ojos y oídos en esta expedición. La rapidez con que debía ser ejecutado todo no nos permite contar con nuestro equipo de cabecera pero estábamos seguros y con ganas de hacer este viaje 

Llegando a Cali, el cronograma se vuelve más apretado aún. El revuelo y la preparación de insumos, equipos y crew, la preocupación porque estamos a punto de salir y la mitad de cosas aún están por asegurarse y la emoción de Gustavo por finalmente crear una de las piezas de este proyecto que había proyectado desde la primera vez que May y el pusieron pie en el Pacifico cargaban el ambiente de nervios y alegría.

Mi primera foto en esta expedición. En la oficina de Cali

La noche anterior a nuestra partida para Guapi finalmente se reuniría el equipo, esta vez por compromisos previos y la premura con la que debía realizarse todo para cumplir los tiempos que exigía la convocatoria fue imposible contar con Mauricio Vidal y César Salazar, aunque contamos como siempre con su aporte en la postproducción, así que este sería un movimiento y una textura visual y sonora diferente, con la cámara a cargo de Mauricio Aristizábal, amigo de la casa, conocido por su casa de rentas Hangar Films y que se ha involucrado en nuestro proyecto varias veces con sus equipos y Jhon Alexander Melo en el sonido que llegó al ser recomendadas sus habilidades por Cesar, sería distinto, pero es algo con lo que hay que lidiar debido al tipo de trabajo que estamos haciendo. 

En el vuelo a Guapi, May y Gustavo conversaban, este viaje era un recuerdo del primero que hicieron, esa vez la incertidumbre venía de ser la primera visita al territorio,en esta ocasión por saber qué tanto de lo que encontraron la anterior visita aún estaba en el lugar y lograríamos captar con las cámaras, ¿Como estarían Genaro y su familia?, ¿Podríamos concretar algún lugar para comer con el presupuesto?, ¿Alcanzaría el presupuesto?, ¿Podríamos entrar a la Normal Superior? Las preguntas son más que nuestras seguridades, algo que ya es común cuando lo que quieres es involucrarte en la forma de vivir de un pueblo y no inventarla.

El avión aterriza en el pequeño aeropuerto de Guapi, el equipo espera a que sea su turno para bajar del avión como lo exigen las reglamentaciones por pandemia que aún eran fuertes en ese momento. Veo a May y Gustavo tomarse una foto, con ella compartirán en las redes sociales este momento, la llegada 6 años después a esta tierra donde todo este viaje comenzó.

Para conocer los pormenores de nuestra visita a Guapi, la emoción vivida por todos y las historias que encontramos durante este viaje desde la voz de los protagonistas, no olviden visitar este  capitulo especial del podcast La Mochila Desgualanga´

¡Volviendo a las Raices!

Capítulo especial: Guapi