Aunque terminar una relación amorosa no suele ser el motivo más común para morir,  si hay evidencia de  cómo la emoción afecta nuestra mente y junto a ello todo el cuerpo. El dolor emocional se procesa tal como si fuera producido por un hueso roto, algo nos falta y duele, no sabemos qué, pero está ahí, un agujero negro donde estamos cegados de miedo, angustia, zozobra, culpa, rabia y es dificil encontrar una forma de salir, difícil de explicar.

Personalmente, al leer el cuento “Pastillaje”, que Beatriz ha rebautizado “Flores de Pastillaje”, para su versión fílmica, me vi a mí, a mis amigos, a cualquiera que haya estado enamorado y tenga que aceptar que esa relación no va más. Por eso, quise participar junto a Studio AYMAC en la creación de este cortometraje tan íntimo, único y a la vez universal, como el mismo proceso de curar un desamor. No hay una manera correcta o incorrecta de sanar, solo queda entender que cada uno debe sentir en carne propia ese duelo, unos al inicio de sus vidas u otros al final pero si aún sigues vivo, lo vives. Ana, la protagonista de nuestro proyecto, lo enfrenta por primera vez, la autora nos lleva a ese momento en que al tocar fondo comienza a sanar, ese punto en que simplemente vivir vuelve a recuperar el sentido. 

Una de las cosas más realistas y a la vez difíciles de plasmar de la historia es precisamente lo que le da el nombre al cortometraje. No quiero hacer spoilers de un proyecto que está aún en desarrollo, pero me parece un punto interesante para analizar: ¿qué tiene que ver el pastillaje en cómo supera la tusa Ana? bueno, en todo y en nada, este es el secreto peor guardado y aun así sigue siendo secreto en cuanto a superar un dolor o soltar angustias, ya que la mente, siempre buscando la lógica, se mantiene reacia a entenderlo: el quehacer como herramienta para volver al aquí y el ahora, el dejar de pensar para hacer y resolver, eso es lo que le da la labor manual del pastillaje a nuestra protagonista y además le da un grupo de personas que la apoyan, sin necesidad de decir nada, sin darle soluciones, solo escuchando y dejándola ser, para así avanzar a su ritmo.

Me gusta la facilidad y el realismo con que Beatriz muestra ese pequeño momento. En 15 minutos resume tal vez una semana de la vida de esta joven y podemos imaginar lo mucho que amó, la profundidad de su dolor. Le vemos soltar suavemente el duelo, dejar de ver lo perdido y mirar hacia lo que tiene. No es difícil imaginar que Ana soy yo, que la preocupada madre de Ana es la madre de cualquier persona deprimida que no sabe qué decir o hacer para ayudar a su hija. Esta historia podría ser la de un amigo, la de un familiar y la curación de Ana es la nuestra. Sin sermones, sin fórmulas mágicas solo una labor para no enloquecer y estar en compañía de otros.  

El arte ha sido siempre una herramienta de expresión para los humanos. El desamor deviene de  la emoción que nos mueve como personas y a la que llamamos AMOR, y esa misma sensación en sus dos contrastes nos ha regalado legendarias obras. No es un secreto que este sentimiento es fuente de inspiración en cualquier manifestación artística: pinturas, canciones, esculturas, libros, películas, ha motivado a sus artistas a crear. ¡Qué sería del mundo sin el dolor que se plasma en el arte, sin Shakespeare, Van Gogh, Frida Kahlo, Sophie Calle, Shakira, Rocío Jurado y Paquita la del Barrio! El arte que acompaña nuestros dolores, esos mismos que originan el arte, por eso sigue siendo importante apostar por historias como esta, dejar que se vean otras visiones del mundo, otras facetas del humano, el desamor desde lo más interno, lejos de las historias de intrincados planes de venganza o interminables noches de encuentros sexuales para olvidar a quien ya no te quiere, una historia que muestra ese lado personal, esa cara que tapamos, la depresión, la melancolía, el que todo nos duela aunque nada físico sea la causa y la sanación que no responde a lo que ven los demás sino a poder respirar nuevamente y querer seguir viviendo. 

Participar en este proyecto es mi forma de honrar no solo al desamor sino a la persona que soy, a esos personajes que al amarme y dejar de hacerlo me han hecho sentir en el abismo y conocer mejor el ser que habita este cuerpo, uniéndome a Ana, creando mis propias y metafóricas flores de pastillaje. 

SOBRE  EL CORTOMETRAJE ‘‘FLORES DE PASTILLAJE’’

Historia de Beatriz Libreros Caicedo, escritora caleña, basado en su cuento “Pastillaje”  que pertenece al libro “La noche que estuvimos tan cerca”. Producción de Studio AYMAC -que tiene beneficios tributarios a traves de su resolución de ley de cine-. 

Storyline 

ANA, una joven universitaria, vive el desamor cuando Carlos desaparece de su vida sin darle explicaciones llevándola a caer en una profunda crisis. Su madre y sus amigas que trabajan en el pastillaje la involucran poco a poco en este oficio, logrando superar de este modo su tristeza.